Una educación integral es la mejor base para que nuestros hijos crezcan y se desarrollen. Su desarrollo emocional, social y cognitivo depende de ello. Por eso a veces también vemos que no conectan con la educación tradicional.
¿Alguna vez has pensado «Mi hijo no encaja en la escuela» o «Mi hijo está evitando ir a la escuela»?
Si es así, este blog es para ti. Debemos prestar atención a los signos que nos muestran que necesitamos humanizar la educación como un camino hacia la educación integral. La verdad es que no todas las escuelas son entornos seguros y emocionalmente comprensivos. Una situación en la que el bienestar del estudiante individual se ignora inevitablemente causará terribles problemas, tanto en el rendimiento escolar como en su salud psicológica y emocional.


Signos que muestran alertas:
Estos son los signos que podrían mostrarte que tu hijo necesita un nuevo rumbo educacional:
- Ausentismo escolar: Si a tu hijo le falta el deseo de aprender o no se involucra efectivamente en clase, tal vez el sistema educativo moderno no pueda satisfacer sus necesidades. Declaraciones de un niño como «No quiero ir a la escuela» o «Estoy aburrido en clase» son claras señales de que las cosas no van bien.
- Problemas emocionales: Abrumar a un niño con presión académica puede causar ansiedad, estrés y hasta depresión. Si es el caso de tu hijo, podrías querer al menos preguntarte si la escuela en la que está es sensible al ritmo y herramientas internas de cada estudiante (personalidad, emociones, estilos de aprendizaje).
- Problemas de comportamiento: Colocar a un joven estudiante en un lugar que no le gusta, donde se siente fuera de lugar, es muy probable que genere mal comportamiento: negarse a seguir instrucciones, hacer cosas indebidas en clase o gritarles a los maestros y estudiantes.
- Bajo progreso académico: Tu hijo está trabajando duro pero no logra alcanzar el nivel educativo que la escuela espera de él. Cada niño aprende a su propio ritmo y a su manera.
- Desapego emocional: Un niño que piensa que no encaja o no recibe atención, puede comenzar a retraerse emocionalmente. Esto se manifiesta como falta de interés, emoción, o tristeza.
¿Qué generan las escuelas que no toman en cuenta sus ritmos o emociones?
Una escuela que no respeta los ritmos internos y sentimientos de un estudiante deja huella en el desarrollo social y personal, así como en la posibilidad de expresarse de esta manera y desarrollar una confianza al hacerlo. A continuación se enumeran algunos de los problemas más comunes que surgen:
- Valor propio: Si tu hijo siente que no puede cumplir con las expectativas académicas o sociales de la escuela, se siente «menos». Esto puede establecer una sensación crónica de baja confianza e inferioridad que al final del día será su problema principal, incluso si por ahora solo lo expresan en secreto o con palabras como «Nadie me entiende.»
- Tensión mental: Podrías notarle frustración, ansiedad y depresión. Es posible que reconozcas estos incidentes en la forma de, «¿Por qué no puedo hacer nada?» Los problemas que no se resuelven se arrastrarán hacia la adultez.
- Falta de habilidades sociales: Las habilidades interpersonales de los niños también se verán afectadas, ya que la falta de respeto y empatía no se facilita en las escuelas tradicionales.
- Falta de confianza en sí mismos: Luego, cuando tienes un niño que tiene un método de estudio que no va a ser entendido por las escuelas estándares puede provocar malas calificaciones, se afectará su confianza en sí mismo, y eso lo los frustrará.

El amor por el aprendizaje se convierte en odio:
No es de extrañar que los niños comiencen a perder interés en aprender y eso es alarmante, porque el amor por el conocimiento es, de hecho, la fuente de la inteligencia y el carácter en sí mismos.
Lo que una escuela humanista puede proporcionar en estas situaciones:
Una escuela orientada humanísticamente es una que se centra en el bienestar general de un estudiante, que escucha sus ritmos, emociones y su conciencia. Así es como tales instituciones pueden beneficiar a tu hijo:
- Atención individual: Una escuela humanista no trata a los estudiantes como pizarras en blanco. Los maestros intentan conocer a cada niño individualmente, sus fortalezas, debilidades y necesidades cambiantes, y ajustan la enseñanza en consecuencia.
- Entorno no amenazante: La escuela humanista promueve el respeto y la empatía. Los niños se sienten cómodos expresando sus sentimientos y pidiendo ayuda cuando la necesitan.
- Priorizar el crecimiento integral: Más que meramente académicos, una escuela humanista se preocupa por el desarrollo emocional, social y físico de sus estudiantes. También se les anima a ser creativos, curiosos y críticos.
- El respeto por los ritmos personales: No todos los niños aprenden al mismo ritmo. Una escuela que respeta estos ritmos, se abstiene de presionar demasiado pronto y deja que el estudiante avance a sus tiempos brindando acompañamiento personalizado para adaptar las estrategias de enseñanza a las necesidades de cada uno.
- Desarrollo de habilidades sociales y emocionales: Los estudiantes desarrollan habilidades como la empatía, la comunicación asertiva y la mediación de conflictos en un entorno humanista. Estas son las habilidades de la adultez.
- Participación de los padres: Una escuela humanista anima a los padres a involucrarse junto con los maestros. Se recomienda un diálogo abierto y comunicación continua para apoyar y atender las necesidades del niño tanto en casa como en la escuela.
